De toda la vida

El problema de nuestros tiempos es que el futuro ya no es lo que era.

Paul Valéry (1871-1945) Escritor francés.

Desde que el mundo es mundo ha habido dos clases de personas: los que añoran tiempos pasados que nunca vivieron y los que proyectan en el futuro tiempos que quieren vivir en el presente. Luego están aquellos que dicen vivir el día a día, el presente; ¡VIVIR LA VIDA! pero que no son más que indecisos que no saben por cual de los dos grupos enamorarse.

Con las personas que se consideran ecologistas pasa un poco parecido. Hay personas que defienden el decrecimiento o alguna de sus variables (ecovillas, permacultura, ruralismo, etc) pero que al final vienen a decir lo mismo: consumamos menos o nos vamos a ir a la ******, y luego están los que defienden el crecimiento, mal entendido como desarrollo sostenible o economía verde, que promete una fórmula para que los países (primer mundo) puedan seguir aumentando su PIB indefinidamente, pero con las garantías de no estar perjudicando al medioambiente.

Este es uno de los grandes problemas de la humanidad, A en contra de B, y el problema es que entre A y B no hay ninguna letra. Los buenos contra los malos, sin existir nunca ni buenos ni malos.

Pero hay un elemento diferenciador en este caso:

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Mejor dicho, la falta de tiempo. Literalmente no tenemos tiempo, en el Informe Stern se marca el 2030 como una de las primera Deadlines ecológicas, una linea roja en la que de no haber cumplido con los objetivos marcados por los científicos de reducción de GEI, las consecuencias y sobretodo la velocidad a la que se sucederán las diferentes catástrofes medioambientales aumentará exponencialmente. Esto no va de que aumente 1º o 3º la temperatura, ese no puede ser el baremo con el que se mida el cambio climático (al que habría que empezar a llamar por su nombre real Calentamiento Global) va de que en unos años habrá más plástico (en peso) que peces en los océanos, va de que las migraciones por causas naturales se incrementarán y habrá más de 200 millones de refugiados climáticos, va de que se perderá el 70% de la biodiversidad de la tierra.

Nunca me ha gustado nunca el uso del miedo como fórmula de concienciación, de hecho El Refugio Azul nace justamente con el propósito de positivar el cambio, de alentar a las personas a tomar partida en este reto maravilloso que se nos plantea. Pero he creído necesario poner a la vista unos pocos datos de los miles que hay para decir una vez más, que no podemos seguir con la lucha ideológica, ni A ni B, ni buenos ni malos, ni hippies ni capitalistas.

Hay que tragarse el ego y ponerse a currar

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